Agua, pipas y bocadillos son tres de los productos estrella que más se venden en los estadios de fútbol españoles y, dependiendo de las comunidades autónomas, varían los gustos del refrigerio, circunstancia que ayuda establecer análisis sociológicos interesantes de consumo por parte de los aficionados, tras conocerse por primera vez datos formales facilitados a EFE por la empresa Hot Dog Truck, que explota estadios como el de Vallecas (Rayo Vallecano), el de Gran Canaria (UD Las Palmas) o el Nou Castalia (CD Castellón).
En Madrid predominan los bocadillos de panceta o jamón; en Castellón optan por la coca valenciana de tomate o jamón y queso; en Canarias son fieles al bocadillo de tortilla.
El Rayo Vallecano es el club de primera división que más bajos tiene los precios de sus abonos. 230 euros, el más barato y 760 el más caro. El público disfruta con el fútbol de Isi, de Oscar Trejo, de Radamel Falcao y compañía. Y a la hora de consumir representa también un perfil medio de consumo de tentempié en los bares y puntos de venta oficiales del estadio.
Oscar Blas Ruiz Repila, gerente de la firma que explota la restauración en estos estadios o pabellones de baloncesto como el Gran Canaria Arena, explica a EFE que factores como el resultado al llegar el descanso, la estación del año -no es lo mismo el invierno que el verano- o la tradición gastronómica influyen en los hábitos del consumo en los campos de LaLiga en España.
Las pipas, en sus versiones de girasol o de calabaza, forman parte de la cultura popular en España, al igual que en los siguientes países, según informó la UEFA en su momento en una encuesta entre sus países miembros: Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Bosnia, Bulgaria, Croacia, Estonia, Georgia, Hungría e Israel, Moldavia, Rumania, Rusia y Ucrania. Estas naciones también se abonan a las pipas.
Pregunta: Oscar Blas. ¿Qué producto es el que más se vende en los estadios españoles?
Respuesta: Nuestra empresa lleva el estadio de Vallecas, UD Las Palmas, Castellón o Fuenlabrada. Pagamos un canon por situarnos en los estadios. En el fútbol el público se mueve por impulsos, influyen parámetros como la clasificación del equipo, el perfil de la ciudad que alberga a los equipos. Hay variables que inclinan el consumo hacia un determinado producto según la idiosincrasia del aficionado. Pero lo que más se vende de largo es el agua. Después, un alto porcentaje de refrescos, y a continuación en esta escala vendrían productos de alimentación y frutos secos.
P: ¿Qué particularidades aparecen en los estadios?
R: El Rayo, por ejemplo, está en un barrio donde hay muchos anexos y muchos puestos de venta ambulante. A veces la gente quita el tapón del agua o el refresco y entra al campo. También pasa con las pipas. En Las Palmas, en cambio, no hay mucho puesto en la calle al lado del estadio y por eso se venden muchas pipas dentro del estadio. A todo esto, influyen conceptos como el marcador al descanso. La euforia de ganar invita al consumo inmediato antes del comienzo del segundo tiempo.
P: ¿El clima modifica hábitos?
R: Sí. En un partido de septiembre / octubre o a partir de primavera que hace calor podemos vender 60 o 70 cajas de agua, unas 1500 botellas. De refrescos, la media de venta puede ser en un estadio de 10.000 o 12.000 espectadores se aproximan a las 1000 unidades. En Vallecas llevamos seis años, en Castellón, dos; en Las Palmas, cuatro; y en Fuenlabrada, una temporada.
P: ¿Es el bocadillo el rey del fútbol?
R: Su venta va en función de las zonas de España. Madrid consume de jamón o panceta. En Castellón lo sustituyes por la coca de tomate o jamón y queso. Y en Las Palmas, el bocadillo de tortilla manda. Contamos con cocinas en los estadios y ahí hacemos los bocadillos el mismo día del partido. Tenemos un rodaje de un año para ver el consumo y ver la demanda del consumidor. Pipas, palomitas y papas son ingredientes que no fallan.
P: ¿Es diferente el consumo entre el público del fútbol y el baloncesto?
R: La diferencia es el formato. Los cuartos en el basket tienen un descanso. El recinto del baloncesto vende un 20 por ciento menos que el fútbol. ¿El motivo? El verano, por ejemplo, el calor te invita a consumir y en el baloncesto, no. Los pabellones tienen una temperatura media.
Fuente Agencia Efe
