En el borde norte de Madrid, el paisaje de Tres Cantos ya no es el mismo. Las colinas que hace una semana lucían verdes y pobladas hoy muestran un tapiz de ceniza y troncos ennegrecidos. El incendio que puso en vilo a la comunidad está oficialmente controlado, pero la calma que se respira es la de quien sabe que la batalla pudo acabar de otro modo.
Los equipos de extinción han reducido su presencia a unas pocas dotaciones, encargadas de enfriar puntos calientes y vigilar que ninguna ráfaga traicionera despierte al fuego dormido bajo la tierra. No es un trabajo vistoso: no hay grandes llamaradas ni frenéticas descargas de agua, solo paciencia, mangueras y botas que pisan un suelo frágil.
En las urbanizaciones cercanas, el olor a quemado sigue colándose por las ventanas. Algunos vecinos han regresado con el impulso de reconstruir, otros todavía sienten un nudo en el estómago al recordar cómo empaquetaron lo esencial en minutos y huyeron mientras el cielo se volvía naranja. “Ya no miras el monte igual —comenta una residente—. Te preguntas cuánto tiempo falta para que vuelva a pasar”.
El riesgo, aunque reducido, no ha desaparecido. Los técnicos advierten que las temperaturas altas y la previsión de tormentas secas son factores que podrían complicar las labores de enfriamiento. Un incendio controlado no es un incendio muerto: bajo la capa de ceniza, las raíces y troncos huecos pueden arder durante días.
Para los bomberos, esta fase es tan importante como la de ataque inicial. “Es ahora cuando se gana o se pierde del todo”, explican. Un descuido puede devolver las llamas al mismo terreno y obligar a empezar de nuevo.
En paralelo, la conversación pública empieza a girar hacia el “y ahora qué”. Se habla de reforzar cortafuegos, de limpiar el monte con más regularidad, de mejorar las alertas tempranas y de cuidar a quienes arriesgan la vida para apagar incendios. El fuego ha dejado su marca en la tierra, pero también en la conciencia colectiva.
Tres Cantos ha ganado esta partida. La pregunta es si sabrá prepararse para la próxima.
