ALCOBENDAS, 21 Abr. (EUROPA PRESS) –
La Plataforma Ciudadana Salvemos Los Carriles de Alcobendas ha organizado una marcha botánica para promover el conocimiento de la flora de los terrenos en los que está previsto un desarrollo urbanístico y pretende concienciar a la ciudadanía sobre la importancia del último espacio natural del municipio.
Este domingo 21 de abril a las 11 horas, la Plataforma Ciudadana Salvemos Los Carriles de Alcobendas’ ha convocado una nueva acción reivindicativa con el objetivo de proteger este espacio natural.
Se trata de una marcha botánica dirigida por expertos que mostrarán y explicarán a los participantes y sobre el propio campo algunas de las especies naturales silvestres más representativas que crecen en los terrenos de Los Carriles.
La marcha también servirá para hablar en general de este espacio natural, sus valores, las amenazas que se ciernen sobre él, e intercambiar opiniones e inquietudes. La jornada es de carácter gratuito y abierta a cualquier persona.
Será un recorrido de entre 2 y 3 kilómetros de baja dificultad, con numerosas paradas para estudiar la flora del lugar y contemplar las impresionantes vistas de Los Carriles desde diferentes perspectivas. El punto de encuentro para participar en la actividad será el aparcamiento que hay en frente de la comisaría de la Policía Local de Alcobendas, en la avenida Valdelaparra, 124.
«ECOCIDIO IRREVERSIBLE»
La plataforma ciudadana califica de «ecocidio irreversible» el desarrollo urbanístico en unos terrenos de aproximadamente 220 hectáreas que cuentan con encinas, retamas, cantuesos o espinos albares.
Se trata de una joven dehesa, hábitat de cientos de especies animales y vegetales, que según la plataforma, deberían «protegerse a todo costa, sobre todo en el actual contexto de emergencia climática e imparable pérdida de biodiversidad».
Desde este movimiento ciudadano se explica que está situado entre el monte de Valdelatas y la Dehesa Boyal, y que ejerce de corredor ecológico natural entre ambos espacios, que a su vez conectan con otros. Su destrucción, insisten, implicaría también la pérdida «de esta valiosísima conectividad».
