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La Comunidad modifica el proyecto constructivo de la L11 con 17,1 millones para reducir la tala de árboles en la zona

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El número de árboles afectados que rondaban el millar se reduce en más de un 50%

MADRID, 10 Jul. (EUROPA PRESS) –

La Comunidad de Madrid aumentará en 17,1 millones de euros su inversión de la ampliación de la Línea 11 de Metro para «minimizar el impacto ambiental de las obras, reduciendo la superficie ocupada y la afectación de los árboles del entorno de las estaciones de Comillas, Madrid Río, Palos de la Frontera, Atocha y Conde de Casal, en la capital».

El Consejo de Gobierno ha aprobado este miércoles el contrato derivado de la modificación del proyecto constructivo que contempla cambios en la ubicación de la subestación eléctrica, fuera de los Jardines de Palestina, y la alteración del sistema de extracción de tierras.

También se acometen variaciones en la maquinaria requerida para llevar a cabo los trabajos en los cinco apeaderos de este tramo. Estas medidas han conseguido que el número de árboles apeados se haya reducido más de un 50% del millar previstos inicialmente, tal y como ha detallado en la rueda de prensa posterior el consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local, Miguel Ángel García Martín, en rueda de prensa.

Además, ha hecho hincapié en que a lo largo de los próximos cuatro años el Ejecutivo autonómico repondrá 14.000 ejemplares arbóreos que serán ubicados en espacios verdes municipales.

Los trabajos de ampliación de la Línea 11 del suburbano cuentan con el informe de impacto ambiental favorable de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior. Con esta inversión, el Gobierno madrileño aumenta el presupuesto destinado a la prolongación de esta infraestructura hasta los 517 millones. El plazo de actuación de las obras, que arrancaron en noviembre de 2022, es de 60 meses.

UN PROYECTO QUE CONECTA TODA LA RED

La Consejería de Vivienda, Transportes e Infraestructuras lleva a cabo estas actuaciones en casi siete kilómetros que abarca el trayecto comprendido entre Plaza Elíptica y Conde de Casal y contempla dos nuevas estaciones ubicadas en Comillas y Madrid Río.

Con esta extensión, se crea un nuevo eje transversal que permitirá descongestionar la Línea 6 al facilitar el intercambio con un gran número de líneas de Metro, descargando éstas y generando rutas alternativas para la comunicación con las radiales, han destacado desde el Ejecutivo madrileño.

Además, cuenta con una conexión con la L1 que enlazará con los trenes de Cercanías y de Media y Larga Distancia en la estación de Puerta de Atocha, de igual forma que en Palos de la Frontera con la L3 y en Conde Casal, donde se emplazará un nuevo intercambiador con la L6. Todas estas paradas serán plenamente accesibles.

El proyecto completo de esta prolongación incluye la unión de Cuatro Vientos con Valdebebas Norte y supone un crecimiento del suburbano madrileño en 33 kilómetros y una veintena de estaciones que enlazarán con la T4 del Aeropuerto Internacional Adolfo Suárez Madrid-Barajas.

‘NO A LA TALA’

La contestación ciudadana ha sido permanente desde que arrancó el proyecto, con un ‘No a la tala’ que ha llegado a Europa, después de que la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo diera curso a la demanda de las asociaciones vecinales para investigar la ampliación de la línea 11, financiada con fondos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), y sus consecuencias en forma de talas.

La investigación se abrió por el préstamo de 372 millones de euros que el BEI concedió en junio de 2022 para ejecutar estos trabajos de ampliación de Metro. Los colectivos ciudadanos están a favor de la extensión de la red de Metro pero no con el cómo, con la tala de cientos de árboles y la desaparición de zonas verdes.

«Es posible compatibilizar el interés general de una infraestructura de transporte público y el arbolado. Metro sí pero no así», han venido insistiendo, como que hay «alternativas viables» ya que proyectos anteriores no contemplaban «mutilar» zonas verdes. La Comisión Europea no tiene competencias sobre la tala de árboles en el diseño urbanístico de las ciudades pero decidió mantener abierta la petición, que fue derivada a la Comisión de Medio Ambiente.

La petición fue apoyada por socialistas, liberales, verdes e izquierda, mientras que se quedaron solos los ‘populares’ en su rechazo, alegando que el plan final contempla la mitad de árboles talados que en un principio y defendiendo que se compensará la tala replantando miles de nuevos árboles.

Uno de los apoyos simbólicos más relevantes recibidos por el movimiento ciudadano del ‘No a la tala’ ha sido el de la Baronesa Thyssen. «He encabezado otras protestas de este tipo porque creo que es fundamental preservar el patrimonio natural de las ciudades», escribió a la Asociación Vecinal Pasillo Verde-Imperial.

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