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lunes, diciembre 23, 2024

El Ayuntamiento inicia los estudios previos a la restauración que devolverá a la Fuente de Neptuno todo su esplendor

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El Ayuntamiento de Madrid ha iniciado los estudios previos a los trabajos de restauración que se planean ejecutar en la Fuente de Neptuno, en plena Plaza de Cánovas del Castillo, con el objetivo de devolver el esplendor al conjunto proyectado por el arquitecto Ventura Rodríguez y que preside este dios romano del mar.

Durante este martes, expertos y técnicos de restauración de la empresa Garanza Rehabilitación S.L. se han trasladado hasta esta fuente para determinar en qué estado se encuentra a través de distintas labores como toma de muestras, pruebas de limpieza con distintos métodos como acuosos o por microabrasión. Estos primeros pasos de trabajo de campo se complementan con distintos ensayos en el laboratorio, tal y como ha explicado a los medios la responsable del departamento de restauración de Garanza, Macarena Sanz.

«La historia de cada monumento define el tratamiento. No sirve lo mismo en un conjunto o en otro, incluso aunque se trate del mismo tipo de piedra. Hacemos una toma de muestras para luego, en laboratorio, determinar el grado de cohesión de la piedra, ver la absorción por capacidad del agua y también para ensayar los distintos productos de restauración. Esto nos va a permitir saber, de los distintos productos, cuáles funcionan mejor, cuáles van a durar más tiempo sin amarillear o cuáles penetran más. De todas estas pruebas, nosotros sacamos unos datos numéricos que nos van a permitir sacar unas gráficas y nos dan un dato objetivo con el que comparar y decidir los procesos de restauración más adecuados», ha detallado Sanz.

Asimismo, la experta ha señalado durante estos estudios previos que el principal problema de degradación que presenta el conjunto de Neptuno es la suciedad provocada, entre otros factores, por la contaminación del tráfico rodado que circula por la capital. «Lo más visible siempre es la suciedad, esto es una fuente de mármol blanco y evidentemente no lo parece. El tráfico rodado hace muchísimo y ensucia nuestros monumentos de manera importante porque además esa contaminación se combina con la humedad, crea un medio ácido que luego ya degrada la piedra. Más allá de verse sucia, es un problema de acidez. Lo que más salta a la vista es la degradación por suciedad», ha matizado.

Además de la suciedad generalizada, Sanz también ha detallado que la fuente presenta fisuras abiertas o morteros antiguos que ya no funcionan. «El vaso es la zona más afectada ya que la base es la que más sufre, porque es donde se estanca el agua y donde se produce una proliferación de microorganismos, pero es cierto que, en general, la suciedad afecta a todo. Luego ya hay cosas que no vemos, que solamente las notamos al microscopio, como puede ser una elevada porosidad de la piedra, que hace que absorba demasiada agua y se aumente la degradación», ha indicado la responsable de la restauración.

EL ESTRÉS TÉRMICO AGRAVA EL AGRIETAMIENTO

Durante la primera inspección y toma de muestras también han estado presentes técnicos de la Unidad de Intervención en Monumentos del Ayuntamiento de Madrid supervisando estas labores. Sobre el estado de conservación del conjunto, la jefa de la unidad, Gemma Sanz Calvo, ha puesto el foco en el estrés térmico. «Sobre todo el tema del agrietamiento en las juntas. Las piezas tienen un tamaño de cantera y tienen que unir con esos morteros. Y esos morteros están constantemente con agua, frío, calor por el día, por la noche frío. Ese estrés térmico produce el agrietamiento. Entonces se tendrán que levantar esas grietas y colocar morteros de cal nuevos. Y con todos los ensayos que se están haciendo se dirá qué mortero se coloca, qué producto se utilizará para la limpieza», ha detallado por su parte Gemma Sanz.

Los trabajos arrancarán, previsiblemente, durante el mes de septiembre tras pasar las jornadas más calurosas del verano madrileño para poder utilizar «con seguridad» los productos que requieren los técnicos para poder llevar a cabo los trabajos de restauración, puesto que, tal y como ha explicado la técnica de la empresa Garanza, «algunos de ellos pueden llegar a hervir si sufren estas temperaturas extremas». Esta actuación está enmarcada en el Plan de Conservación de Monumentos de la Dirección General de Patrimonio Cultural, tiene un plazo de ejecución de tres meses y cuenta con una inversión de 17.600 euros.

La Fuente de Neptuno ya había sido objeto de distintos trabajos de restauración en el año 2017 y otra en 2020, aunque de menor envergadura. «Son restauraciones que se tienen que ir haciendo paulativamente porque bueno, pues fijaros dónde está, en pleno Paisaje de la Luz. Tenemos que mimar un poco a estos monumentos», ha subrayado la jefa de la Unidad de Intervención.

TOLEDO, ORIGEN DE LA PIEDRA QUE DIO FORMA AL DIOS NEPTUNO

Este monumento forma parte del Salón del Prado, una vaguada sobre la que corría el arroyo bajo del Abroñigal, también llamado de la Castellana. Tenía dos partes, el prado de San Jerónimo y el prado de Atocha. Hasta el último tercio del siglo XVIII fue una zona rural y suburbana. En el año 1767 comenzó una de las reformas trascendentales de la capital que supuso la creación del primer gran eje viario, que posteriormente fue prolongado y ha servido para articular los dos sectores más importantes de la ciudad, el casco histórico y el ensanche decimonónico con tres puntos de referencia escultórica, las fuentes de Cibeles y Neptuno (Poseidón para los griegos), en los extremos y la fuente de Apolo en el centro. La piedra a la que ahora se quiere mimar para poder devolver la luz a esta joya del callejero madrileño es mármol blanco, cuyo origen se encuentra en Montesclaros, Toledo.

«El encargado del proyecto de las fuentes fue Ventura Rodríguez, que se terminó de construir en 1786. Carlos III quería implantar la mitología en esta zona de Madrid y, en el caso de Neptuno, pues representa al dios del mar, con tritones que surgen de las olas, realmente la parte de abajo es el mar, está haciendo todas esas curvas representando el mar. La carroza es una concha marina con palas, y bueno, tiene unos detalles que son espectaculares, el proyecto de Ventura Rodríguez dibujado a mano es precioso, luego varió un poco el proyecto, pero es una maravilla», ha destacado la jefa de la Unidad de Intervención en Monumentos del Ayuntamiento de Madrid, Gemma Sanz.

Como parte del proyecto original de Ventura Rodríguez, ambas fuentes fueron, en un principio, enfrentadas, mirándose la una a la otra en un lateral del Paseo del Prado. Tanto Cibeles como Neptuno experimentaron a finales del siglo XIX procesos de reestructuración y traslado, pasando finalmente a ocupar los espacios en las que las encontramos a día de hoy, el centro de las plazas de la Cibeles y de Cánovas del Castillo, respectivamente.

La Fuente de Apolo cierra el conjunto proyectado en el imaginario de Carlos III y que, curiosamente, es la «gran olvidada» respecto a sus hermanas. La iconografía de Apolo, dios de la mitología griega y romana, ha sido amplia, aunque su identificación principal ha sido con el sol, relacionado con el poder, con la generosidad y capacidad creadora y dirigente de la deidad. Sus atributos principales eran el arco y la flecha, así como la lira, y podía ir acompañado de las cuatro estaciones. En el Paseo del Prado, el dios Apolo representa al monarca absoluto, que vigila atenta y eternamente a los madrileños desde su posición central, entre las fuentes de la Cibeles y Neptuno, que representan la agricultura y el comercio colonial, dos de las bases económicas del momento.

EUROPA PRESS

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