Al lado de Diego Simeone, el entrenador y el líder del cuerpo técnico de la época más ganadora de los 120 años de historia del Atlético de Madrid, el uruguayo Óscar ‘El Profe’ Ortega ha alcanzado cotas más allá del preparador físico, aclamado por la hinchada en el estadio, intenso y motivador en cada ejercicio, expresivo en cada orden y, sobre todo, parte trascendente de los ocho títulos de este periodo frente al desgaste de tanto tiempo.
El próximo 30 de junio, cuando termine su contrato, pondrá punto y final a sus 12 años en el club rojiblanco. Es una conclusión esperada. Un adiós anticipado a la vista del público, porque todo el resto del cuerpo técnico actual continúa más allá, renovado en noviembre por tres temporadas más (Ortega negociaba por su lado, al margen de Simeone y demás personas del ‘staff)’. Y la culminación de una etapa para él, campeón de todo menos la ‘Champions’.
«Entiendo que es un ciclo muy lindo, una etapa muy bonita, pero es un buen momento para darle una culminación. Es una decisión que vengo meditando hace tiempo, consensuada con la familia en principio y también lo venía hablando con Diego (Simeone), preparando un poco este momento», expresó el martes en las redes sociales del club a través de un vídeo, cuando las preguntas y las dudas sobre su futuro eran cada vez más y más constantes.
Hay factores en todo ese proceso. Uno, hace poco más de un año, parece un punto de inflexión: su decisión de ir al Mundial 2022 con Catar, previo permiso del Atlético. Un ‘pulso’ del que salió vencedor. O no. La polémica rodeó tal situación, más aún en el momento en el que estaba el equipo, desconocido, en una duda permanente, eliminado de la ecuación de la lucha por LaLiga por noviembre, en el momento más complejo de toda la era Simeone.
Su salto paralelo a la selección uruguaya fue anterior. Diego Alonso, el entrenador entonces de Uruguay en sustitución de Óscar Washington Tabarez, lo llamó para ayudarlo a salir de la peor crisis en las eliminatorias de clasificación del conjunto charrúa. El Mundial estaba en peligro. El Atlético dio el visto bueno a ‘El Profe’, que trabajó para su equipo nacional, con toda la satisfacción que eso le supuso al preparador físico.
«Estoy muy agradecido al Atlético de Madrid también porque me dio la posibilidad de experimentar trabajar con la selección de mi país, que para mí fue un momento profesional distinto, que no tiene una definición, y eso se lo debo al Atlético de Madrid. También haber tenido la experiencia de convivir con una eliminatoria en momentos complicados de mi país y poder estar en un Mundial (Qatar 2022)», expresó en su vídeo de despedida.
Levantada, relanzada y clasificada la ‘Celeste’ para la cita internacional, Diego Alonso también lo quería en el Mundial. Y ahí también deseaba estar Ortega, paralelamente a su cargo en el Atlético. La respuesta fue inicialmente negativa de todos los sectores del equipo rojiblanco. No lo contemplaba cederlo también para Qatar 2022.
El preparador físico insistió e insistió. Y lo logró. El 8 de noviembre se confirmó. «El ‘Cholo’ fue el que me habló un mes atrás y me dijo que quería apoyarme, que fuera al Mundial, que era mi Mundial, que tenía que vivir esta experiencia y que me la merecía. Fue una grata sorpresa porque hasta entonces no lo habíamos hablado. Me dejó en una posición de sorpresa pero agradecido por todos estos años. Somos compañeros y amigos», declaró después Ortega a ‘AUF TV’.
Durante el parón por el Mundial, él dirigió la preparación física de la selección de Uruguay, eliminada inesperadamente en la primera fase del torneo, con un empate (0-0 con Corea del Sur), una derrota (2-0 con Portugal) y una victoria insuficiente (2-0 ante Ghana en la última jornada), dentro del cuerpo técnico de Diego Alonso. El adiós tan prematuro en Qatar 2022 fue el último servicio del ‘Profe’ Ortega al combinado celeste.
Con carácter, insistente y exigente, afamado por la dureza de la pretemporada de cada verano en Los Ángeles de San Rafael (a unos 80 kilómetros de Madrid), por la inclinada pendiente por la que transcurrían algunas de las carreras a pleno sol y por algunos de sus ejercicios (como el salto a una colchoneta), el estado físico que demostró aquel Atlético de los primeros años, cuya asfixiante presión al inicio de los partidos parecía insoportable para cualquier otro equipo, lo encumbró más allá del simple preparador físico.
En el pasado reciente, o más allá, nunca se había oído corear el nombre de un preparador físico en un estadio de fútbol, tampoco en el Vicente Calderón. Él lo escuchó. Hasta ahí llegó su altura en el Atlético. «Un agradecimiento enorme (a la afición) por todo el cariño y los cánticos. Jamás voy a olvidar todo ese fervor que depositaron en mí una pasión muy especial por este club», valoró. En sus dos anteriores etapas, fue una persona anónima.
Porque ya había estado antes en el Atlético. Primero, en 2000-01, junto a Marcos Alonso, técnico entonces del equipo, en Segunda División. Después, en 2003-04 junto a Gregorio Manzano, cuando el conjunto rojiblanco aún perseguía reencontrarse con sí mismo, como ha hecho desde hace 12 años en adelante, en su tercera etapa.
Desde diciembre de 2011. Meses antes, en el invierno de aquel año en Buenos Aires, verano español, ‘El Profe’ Ortega dirigía la parte física de la pretemporada del Racing de Avellaneda. Diego Simeone era el entrenador. Germán ‘Mono’ Burgos, el segundo. Pablo Vercellone, el preparador de porteros. El club argentino era su presente entonces, con el afán de armarlo para competir por lo máximo; el Atlético era todavía un anhelo, más un deseo que una opción real. Pero estaba ahí. Latente.
Un objetivo de futuro. En tres, cuatro o cinco años. No en seis meses, cuando el Atlético, desesperado por la errática primera parte de la campaña 2011-12, eliminado de la Copa del Rey por un Segunda División B entonces, el Albacete, más cerca del descenso que de la Liga de Campeones, despidió a Gregorio Manzano para iniciar, sin saberlo, una de las épocas más grandes, sino la que más, de toda su historia. Con Simeone. Y con ‘El Profe’ Ortega.
A ojos del gran público, de la afición del Atlético, Simeone ya era un ídolo. Lo fue como centrocampista, campeón del ‘doblete’ de 1995-96. Bajo su influjo, Ortega también fue paso a paso siendo reconocido casi como tal. La primera de las dos Ligas Europa (2011-12), la primera de las dos Supercopas de Europa (2012), la primera de las dos Ligas (2013-14 y 2020-21), la Copa del Rey de 2012-13, la Supercopa de 2014…
Cada título lo elevó aún más. Pero el paso de los años, la cantidad de lesiones musculares que sufrió el Atlético en los últimos tiempos, su marcha al Mundial con Uruguay, fueron rebajando instante a instante, de forma visible, su dimensión en el aficionado.
No ha ganado aún la Liga de Campeones. Llegó a dos finales con el Atlético. «Es el título que nos queda pendiente. Tuvimos dos posibilidades. Estuvimos muy cerca de lograrlo y creo que merecemos una tercera oportunidad. Ojalá pueda ser ésta y que lo podamos lograr», expresa el ‘Profe’ Ortega, mientras divisa ya, al fondo, sus planes de futuro.
«Me gustaría tener algunas experiencias de trabajo de selecciones y seguir en la alta competición. Estoy abierto a continuar en la alta competencia. Tiene esta culminación para poder tener este espacio dentro del poco tiempo de carrera que me queda para cumplir esos objetivos y además tratar de fundamentar el máster de alta competencia con la metodología integrada que llevamos adelante», explica más allá del 30 de junio. Fin de ciclo.