Los amigos de Daniel López, el hombre de 41 años que murió la madrugada del 5 de marzo de 2021 tras recibir «una patada al aire» en la cabeza lanzada por un portero de una discoteca de Alcalá de Henares, han desmontado la versión de legítima defensa que mantiene el vigilante de seguridad acusado de homicidio.
El juicio se ha iniciado con la fase de alegaciones previas de las partes y la fase testifical. El acusado, que según el fiscal era el encargado del acceso del local, declarará cuando concluya la prueba a petición de su letrado, que ya ha adelantado que su cliente defenderá que actuó ante «el miedo» que tuvo al estar la víctima y sus acompañantes «muy bebidos».
La prueba forense será clave para determinar la causa del fallecimiento al plantear la defensa que se trató de un homicidio imprudente frente a la petición fiscal de que fue uno doloso ante la intención del procesado de querer quitarle la vida. La pareja del fallecido califica los hechos de un delito de asesinato.
Esa madrugada, Daniel se encontraba con su novia y unos amigos en la discoteca Marvel de Alcalá, ubicada en el barrio La Garena. Uno de sus conocidos tuvo un desencuentro con los camareros y todos fueron expulsados del local.
Ya en el exterior, la víctima quiso mediar entre un amigo y el portero y recibió una patada en la sien que le hizo caer a plomo. Murió tras 30 minutos de intentos de reanimación por parte de los sanitarios del 112.
En la vista ha comparecido tras un biombo el padre de la víctima mientras su madre se sentaba entre los asistentes. Según su testimonio, Daniel estaba montando una empresa de informática y no era una persona conflictiva. Desde su muerte, tuvo un infarto y su esposa está en tratamiento psiquiátrico.
El hermano de la víctima ha entrado llorando en la sala y no ha podido declarar. Sí ha tenido fuerzas para hablar la novia de Daniel, quien esa noche se encontraba en la discoteca junto a su pareja.
Con voz entrecortada, ha narrado que esa noche se divirtieron en el local anterior al que se produjo el suceso. «Cuando íbamos a salir, hablamos de ir a tomar unos churros pero antes fuimos a Marvel para hacer tiempo para desayunar. Me llamó la atención un hombre alto con ropa negra que se ponía muy cerca de nosotros y nos miraba», ha señalado.
Según su relato, vio a este hombre apoyado en la barra cuando Dani y sus amigos estaban pidiendo unas copas. Esta persona le comentó «algo» a las camareras y Dani intercambió una frase con él.
«En cuestión de segundos, estábamos rodeados por los porteros del anterior local y nos dijeron que nos fuéramos. Sacaron a Dani y a otro amigo. Ya afuera, recuerdo que Alejandro estaba en el suelo y Dani estaba al lado mío. Hice un gesto para irnos y yo ya me fui porque solo quería salir de ahí. Jamás me hubiera imaginado que iba a pasar eso», ha relatado.
LEGÍTIMA DEFENSA
En los informes previos, la defensa ha señalado que su cliente desde que fue consciente de lo que ocurrió se quiso entregar al estar arrepentido. «Su intención jamás fue quitarle la vida. Vivió una situación de miedo a las seis de la mañana con personas muy bebidas y que le estaban diciendo que le iban a matar», ha recalcado el letrado quien plantea una atenuante por legítima defensa.
Además, ha negado que el procesado tenga formación en artes marciales y ha defendido que la muerte se produce por la fractura de la caída no por la patada el acusado. «Después de los hechos, metió a todo el mundo dentro y llamo a la Policía y emergencias, cumpliendo el protocolo», ha agregado.
En la fase testifical, el propietario del negocio ha señalado que llevaba dos semanas en el local trabajando y que el acusado esa noche acompañó a un amigo suyo que era vigilante de seguridad porque quería conseguir trabajo como portero. Sin embargo, estaba a la espera de recibir el documento de control de acceso para poder contratarle.
También ha subrayado que La Garena es una zona conflictiva de Alcalá y que es habitual que haya incidentes violentos a esas horas como peleas con armas blancas de por medio.
Tras ello, la Sala ha proyectado el vídeo de las cámaras de seguridad en el que se muestra cómo el fallecido se desplomó tras el impacto de la patada en la sien.
En la sesión ha comparecido uno de los amigos de Daniel herido el día de los hechos, narrando tras un biombo que estuvieron tomando «unas copillas» en la discoteca y que cuando fue a pagar hubo un problema con la tarjeta bancaria.
«Nos preguntaron si teníamos problemas con la camarera y ya a partir de ahí no recuerdo nada», ha indicado sin recordar si insultó o increpó a los porteros. Tras ser agredido por el acusado, despertó en el hospital sin saber qué había pasado y lleno de hematomas.
Otro de los agredidos ha comentado que les echaron del local y ya afuera le dieron «una patada al aire» a Dani tras golpearle. «A mi me golpearon y ya no recuerdo más. Desperté y vi a Dani en el suelo. Llamé al 112 y avisé a su novia que estaba dentro», ha narrado afirmando con seguridad que en ningún momento la víctima amenazó a los vigilantes.
HOMICIDIO O ASESINATO
El fiscal y los padres del chico solicitan para el procesado una condena de quince años de cárcel por un delito de asesinato y otro de lesiones, mientras la pareja del fallecido tacha el crimen de asesinato.
Esta parte pide una pena de 21 años de cárcel al considerar que Daniel no tuvo la posibilidad de defenderse. Se apoya en las declaraciones en instrucción de los agentes de la Policía Nacional al asegurar que cuando el chico estaba en el suelo le habría propinado otra patada, lo que apuntaría a un posible ensañamiento.
En su escrito, la defensa reclama que los hechos se califiquen de homicidio imprudente, por lo que solicita que su cliente sea condenado a cuatro años de cárcel.
EUROPA PRESS