MADRID, 28 May. (EUROPA PRESS) –
La piragüista española María Corbera ha asegurado que tiene «los pies en la tierra» de cara a las próximas citas, sobre todo los Juegos Olímpicos de París 2024, una cita que será «un momento de unión y de ilusión» para todo el equipo español, y ha afirmado que «no ganar no es un lastre, sino una realidad».
«No trato de cambiar la forma de ver París. Es una fecha bastante importante, que todos los deportistas la tenemos como muy marcada en nuestra vida, pero efectivamente es un momento de unión, de estar todos juntos, de convivencia, de ilusión, de compartir incluso con tu familia. En este caso París, al estar a la vuelta de la esquina, me hace mucha ilusión», declaró en una entrevista a la revista ‘Glamour’.
Además, la palista madrileña es muy consciente de sus opciones, aunque no tiene «pájaros en la cabeza». «No ganar no es un lastre, no es una piedra en el camino, sino una realidad. Tengo los pies en la tierra, no soy una ‘superwoman’. No me voy a dejar ganar, voy a darlo todo el 200 por 200, pero soy realista. Si no puedo volar, es que no puedo volar y tendré que subir por el ascensor. Conozco mis posibilidades, no me monto pájaros en la cabeza», apuntó.
«Dentro de una competición va a haber momentos que haya factores, por lo que sea, que no se van a poder controlar. Lo que sí sé es que siempre voy a dar mi 100%. Voy a hacer todo lo que esté en mi mano y más en ese momento, porque al final la competición tiene dos versiones, la que te hace que te vayas por la patilla o la que te da ese plus de motivación. Y por lo general, a mí todo el mundo me dice que yo me vengo arriba. Y es verdad», continuó.
Corbera, galardonada como Mejor Deportista del Año por el Comité Olímpico Español (COE) en 2023, relató también cómo gestiona los fracasos «Nos enfrentamos al preolímpico de Río 2016, en el 2015, y justo nos quedamos las primeras en no clasificar por 0,0… por milésimas, por un suspiro. Fue un golpe muy duro. Tengo la capacidad de olvidar las cosas malas, creo que es una virtud. Pero mis padres lo vivieron, estuvieron allí, en ese mundial en Milán, y me recuerdan y me hacen volver a ese momento que fue durísimo. Nunca me habían visto así de mal, tan triste. A día de hoy ni me acuerdo. Es como si fuera una película con otra protagonista. A mi familia le costaba pensar que iba a querer seguir luchando por todo esto. Entonces comenzó un tiro y afloja por parte de mis padres, de mi familia, que no querían que pasara otra vez por aquello», expuso.
«Pasó el verano y yo olvido fácil. No es olvidar, sino asumir. Y me dije ‘esto a mí, no me va a parar’. Al año siguiente me fui a Sevilla, y en vez de en la embarcación de cuatro, opté por la de dos. Allí sí que había muchísima más tensión, no era el ambiente tan amable al que estaba acostumbrada. Fue pasar del día a la noche. Al principio, no era consciente, pero se fue acumulando. En la comida todo el rato eran piques, en el entrenamiento, en la cena. Yo trataba de abstraerme, intentando salir del Centro de Alto Rendimiento, de la residencia, pasear, pero al final lo tenía muy encima», añadió.
En el Campeonato del Mundo de piragüismo de 2023, Corbera conquistó la plata en C1 500 y también tanto en C2 200 como en C2 500 junto a Antía Jácome. «Antía es guay, tenemos la suerte de llevarnos muy bien. De hecho, nuestros entrenadores nos recalcan, nos remarcan que nunca perdamos ese complicidad que compartimos. Tratamos de que haya muy buena comunicación, es algo súper importante. Necesitamos comunicar a la mínima lo que pasa para intentar solucionarlo o reforzarlo. Somos el día y la noche. Aunque no lo parezca, nosotras no hablamos de piragua, excepto cuando estamos cogiendo la pala, la canoa y nos montamos en el agua. El resto del tiempo, podemos hacer algún comentario del entrenamiento, pero es breve, escueto, y tanto ella como yo somos personas a las que no nos gusta tener como plato principal el piragüismo, porque se necesita oxígeno. Nos tenemos mucho aprecio y sabemos que es bueno que nos cuidemos la una a la otra. Es muy sanote ese ambiente», manifestó.
Por otra parte, aseguró que es «muy perfeccionista, muy metódica, muy meticulosa y muy constante». «No es acostumbrarse a ganar, pero creo que lo he normalizado. Sé la capacidad que tengo para lograrlo. En esta Copa del Mundo, por ejemplo, con lo que había entrenado, no me sentía preparada para enfrentarme a las rivales al nivel con el que venían. Muchas se lo jugaban todo», indicó.
Por último, explicó su cambio de modalidad de kayak a canoa en 2018. «No tenía ninguna meta, ni ningún propósito de resultado a futuro. Muchos decían que me había quitado del kayak porque en canoa era más fácil y así podía ganar. Pero a mí me da absolutamente igual lo que me digan. Trato de estar súper tranquila en mi día a día, mi conciencia está en paz porque no estoy haciendo daño a nadie… Empezar con la canoa, literalmente, es saber que vas a estar más tiempo sumergida en el agua que sobre la canoa. Era una automotivación. Al principio me dolía un poquito la rodilla, un poquito la espalda, pero lo iba solventando. Me ponía retos propios», finalizó.